jueves, 7 de agosto de 2008

¡Sabe a Mayonesa!

Era algo que en este país ya teníamos asumido desde hace muchos años: Si quieres mayonesa de verdad, o sacas el aceite, la sal, el limón, los huevos y la batidora, o despídete.
Ya nos habíamos acostumbrado a salsanesas, jujinesas, sosesas y demás "esas" que nos prometían un sabor "casero" a la par que media caloría por
cucharada. A cuál más decepcionante.

La mayonesa de bote tenía cierto encanto. Cuando la comprábamos éramos conscientes de que lo que había dentro del tarro era una substancia ácida y extraña que ya hasta nos resultaba familiar.

Luego llegaron los pequeños bricks de "mayonesa-mayonesa" El problema: Son enanos, se estropean pronto y cuestan un ojo de la cara.

Hasta que al fin "ella" se cruzó en mi vida: Un tamaño normal, un buen precio, un formato más manejable que el típico frasco de vidrio y... ¡SABÍA A MAYONESA! No me lo podía creer; ponía mayonesa y sabía a mayonesa. Tuvo que llegar hacendado para poner las cosas en su sitio.

"Un pequeño paso para el hombre... pero un gran paso para el universo de las salsas"




1 comentario:

Anónimo dijo...

Interesante, pero he de puntualizar que de las mayonesas industriales la Hellmann's juega en otra liga. Es con diferencia la que más sabe a mayonesa.