Ya nos habíamos acostumbrado a salsanesas, jujinesas, sosesas y demás "esas" que nos prometían un sabor "casero" a la par que media caloría por
cucharada. A cuál más decepcionante.
La mayonesa de bote tenía cierto encanto. Cuando la comprábamos éramos conscientes de que lo que había dentro del tarro era una substancia ácida y extraña que ya hasta nos resultaba familiar.
Luego llegaron los pequeños bricks de "mayonesa-mayonesa" El problema: Son enanos, se estropean pronto y cuestan un ojo de la cara.
Hasta que al fin "ella" se cruzó en mi vida: Un tamaño normal, un buen precio, un formato más manejable que el típico frasco de vidrio y... ¡SABÍA A MAYONESA! No me lo podía creer; ponía mayonesa y sabía a mayonesa. Tuvo que llegar hacendado para poner las cosas en su sitio.
"Un pequeño paso para el hombre... pero un gran paso para el universo de las salsas"

1 comentario:
Interesante, pero he de puntualizar que de las mayonesas industriales la Hellmann's juega en otra liga. Es con diferencia la que más sabe a mayonesa.
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